Lecturas Sábado Santo
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (1, 1. 26-31a):
Al principio creó Dios el cielo y la tierra.
Y dijo Dios: –«Hagamos al hombre a nuestra
imagen y semejanza; que domine los peces del
mar, las aves del cielo, los animales
domésticos, los reptiles de la tierra.» Y
creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de
Dios lo creó; hombre y mujer los creó. Y los
bendijo Dios y les dijo: –«Creced,
multiplicaos, llenad la tierra y sometedla;
dominad los peces del mar, las aves del cielo,
los vivientes que se mueven sobre la tierra.»
Y dijo Dios: –«Mirad, os entrego todas las
hierbas que engendran semilla sobre la faz de la
tierra; y todos los árboles frutales que
engendran semilla os servirán de alimento; y a
todas las fieras de la tierra, a todas las aves
del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a
todo ser que respira, la hierba verde les
servirá de alimento.» Y así fue. Y vio
Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 32, 4-5. 6-7. 12-13. 20 y 22
R/. La
misericordia del Señor llena la tierra.
La palabra del Señor es sincera, y todas
sus acciones son leales; Él ama la justicia
y el derecho, y su misericordia llena la
tierra. R/.
La palabra del Señor hizo el cielo; el
aliento de su boca, sus ejércitos; encierra
en un odre las aguas marinas, mete en un
depósito el océano. R/.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que Él se escogió como heredad. El
Señor mira desde el cielo, se fija en todos
los hombres. R/.
Nosotros aguardamos al Señor: Él es nuestro
auxilio y escudo. Que tu misericordia,
Señor, venga sobre nosotros, como lo
esperamos de Ti. R/.
Segunda lectura
Lectura
del libro del Génesis (22, 1-2. 9a. 10-13.
15-18):
En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán
llamándole: — ¡Abrahán! Él respondió: —
Aquí me tienes. Dios le dijo: —Toma a tu
hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al
país de Moría y ofrécemelo allí en sacrificio en
uno de los montes que yo te indicaré. Abrahán
madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a
dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para
el sacrificio y se encaminó al lugar que le
había indicado Dios. El tercer día levantó
Abrahán los ojos y descubrió el sitio de lejos.
Y Abrahán dijo a sus criados: "Quedaos aquí con
el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para
adorar y después volveremos con vosotros."
Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la
cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y
el cuchillo. Los dos caminaban juntos. Isaac
dijo a Abrahán, su padre: "Padre" Él respondió:
"Aquí estoy, hijo mío." El muchacho dijo:
"Tenemos fuego y leña, pero ¿dónde está el
cordero para el sacrificio?" Abrahán contestó:
"Dios proveerá el cordero para el sacrificio,
hijo mío." Y siguieron caminando juntos.
Cuando llegaron al sitio que le había dicho
Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la
leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre
el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán
tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero
el ángel del Señor le gritó desde el cielo: —
¡Abrahán, Abrahán! Él contestó: —Aquí me
tienes. El ángel le ordenó: —No alargues
la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora
sé que temes a Dios, porque no te has reservado
a tu hijo, tu único hijo. Abrahán levantó los
ojos y vio un carnero enredado por los cuernos
en la maleza. Se acercó, Tomó el carnero y lo
ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.
Abrahán llamó aquel sitio "El Señor ve", por lo
que se dice aún hoy "El monte del Señor ve".
El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán
desde el cielo: —Juro por mí mismo -oráculo
del Señor-: por haber hecho esto, por no haberte
reservado tu hijo, tu único hijo, te bendeciré,
multiplicaré a tus descendientes como las
estrellas del cielo y como la arena de la playa.
Tus descendientes conquistarán las puertas de
las ciudades enemigas. Todos los pueblos del
mundo se bendecirán con tu descendencia, porque
me has obedecido.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 15, 5 y 8. 9-10. 11
R/. Protégeme,
Dios mío, que me refugio en Tí
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano. Tengo siempre
presente al Señor, con él a mi derecha no
vacilaré. R/.
Por eso se me alegra el corazón, se gozan en
mis entrañas, y mi carne descansa serena:
porque no me entregarás a la muerte ni
dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.
Me enseñarás el sendero de la vida, me
saciarás de gozo en tu presencia, de alegría
perpetua en tu derecha. R/.
Tercera lectura
Lectura
del libro del Éxodo (14, 15-15,1):
En aquellos días dijo el Señor a Moisés: —
¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los
israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza
tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y
divídelo, para que los israelitas entren en
medio del mar a pie enjuto. Que yo voy a
endurecer el corazón de los egipcios para que
los persigan, y me cubriré de gloria a costa del
Faraón y todo su ejército, de sus carros y de
los guerreros. Se puso en marcha, el ángel
del Señor, que iba al frente del ejército de
Israel, y pasó a retaguardia. También la columna
de nube de delante se desplazó de allí y se
colocó detrás, poniéndose entre el campamento de
los egipcios y el campamento de los israelitas.
La nube era tenebrosa y transcurrió toda la
noche sin que los ejércitos pudieran trabar
contacto. Moisés extendió su mano sobre el mar,
y el Señor hizo soplar durante toda la noche un
fuerte viento del Este que secó el mar y se
dividieron las aguas. Los israelitas entraron en
medio del mar a pie enjuto, mientras que las
aguas formaban muralla a derecha e izquierda.
Los egipcios se lanzaron en su persecución,
entrando tras ellos en medio del mar todos los
caballos del Faraón y los carros con sus
guerreros. Mientras velaban al amanecer, miró
el Señor el campamento egipcio desde la columna
de fuego y nube sembró el pánico en el
campamento egipcio. Trabó las ruedas de sus
carros y las hizo avanzar pesadamente. Y dijo
Egipto: “Huyamos de Israel, porque el Señor
lucha en su favor contra Egipto.” Dijo el
Señor a Moisés: —Extiende tu mano sobre el
mar y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus
carros y sus jinetes. Y extendió Moisés su mano
sobre el mar; y al amanecer volvía el mar a su
curso de siempre. Los egipcios huyendo iban a su
encuentro y el Señor derribó a los egipcios en
medio del mar. Y volvieron las aguas y cubrieron
los carros, los jinetes y todo el ejército del
Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno
solo se salvó. Pero los hijos de Israel
caminaban por el seco en medio del mar; las
aguas les hacían de muralla a derecha e
izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel
de las manos de Egipto. Israel vio a los
egipcios muertos, en la orilla del mar: Israel
vio la mano grande del Señor obrando contra los
egipcios, y el pueblo temió al Señor y creyó en
el Señor y en Moisés, su siervo. Entonces Moisés
y los hijos de Israel cantaron este canto al
Señor.
Palabra de Dios
Salmo
Sal Ex 15, 1-6, 17-18
R/. Cantaré
al Señor, sublime es su victoria
Cantaremos al Señor, sublime es su victoria:
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor, él es mi
salvación. Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. R/.
El Señor es un guerrero, su nombre es el
Señor. Los carros del Faraón los lanzó al
mar, ahogó en el Mar Rojo a sus mejores
capitanes. R/.
Las olas los cubrieron, bajaron hasta el
fondo como piedras. Tu diestra, Señor, es
fuerte y terrible, tu diestra, Señor,
tritura al enemigo. R/.
Los introduces y los plantas en el monte de
tu heredad, lugar del que hiciste tu trono,
Señor; santuario, Señor, que fundaron tus
manos. El Señor reina por siempre jamás. R/.
Cuarta lectura
Lectura
del libro de Isaías
(54, 5-14):
El que te hizo te tomará por esposa: su nombre
es el Señor de los Ejércitos, Tu redentor es el
Santo de Israel, se llama Dios de toda la
tierra. Como a mujer abandonada y abatida te
vuelve a llamar el Señor; como a esposa de
juventud, repudiada -dice tu Dios. Por un
instante te abandoné, pero con gran cariño te
reuniré. En un arrebato de ira te escondí un
instante mi rostro, pero con misericordia eterna
te quiero -dice el Señor, tu Redentor. Me
sucede como en tiempo de Noé: Juré que las aguas
del diluvio no volverían a cubrir la tierra; así
juro no airarme contra ti ni amenazarte. Aunque
se retiren los montes y vacilen las colinas, no
se retirará de ti mi misericordia ni mi alianza
de paz vacilará -dice el Señor, que te quiere.
¡Oh, afligida zarandeada, desconsolada! Mira, yo
mismo coloco tus piedras sobre azabaches, tus
cimientos sobre zafiros; te pondré almenas de
rubí, y puertas de esmeralda, y murallas de
piedras preciosas. Tus hijos serán discípulos
del Señor, tendrán gran paz tus hijos. Tendrás
firme asiento en la justicia. Estarás lejos de
la opresión, y no tendrás que temer, y lejos del
terror, que no se acercará.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 29
R/. Te
ensalzaré, Señor, porque me has librado
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo, me hiciste
revivir cuando bajaba a la fosa. R/.
Tañed para el Señor, fieles suyos, dad
gracias a su nombre santo; su cólera dura un
instante, su bondad de por vida; al
atardecer nos visita el llanto, por la
mañana, el júbilo. R/.
Escucha, Señor y ten piedad de mí, Señor,
socórreme. Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.
Quinta lectura
Lectura
del libro de Isaías
(55. 1-11):
Así dice el Señor: Oíd, sedimentos todos,
acudid todos por agua, también lo que no tenéis
dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar
vino y leche de balde. ¿Por qué gastáis dinero
en lo que no alimenta y salario en lo que no da
hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien,
saborearéis platos sustanciosos. Inclinad el
oído, venid a mí: escuchadme y viviréis.
Sellaré con vosotros la alianza perfecta, la
promesa que aseguré a David: a él lo hice mi
testigo para los pueblos, caudillo y soberano de
naciones; tú llamarás a un pueblo desconocido,
un pueblo que no te conocía correrá hacia ti;
por el Señor, por tu dios, por el santo de
Israel que te honra. Buscad al señor mientras
se le encuentra, invocadlo mientras está cerca;
que el malvado abandone su camino, y el criminal
sus planes; que regrese al señor, y él tendrá
piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón.
Mis planes no son vuestros planes, vuestros
caminos no son mis caminos —Oráculo del Señor.
Como el cielo es más alto que la tierra, mis
caminos son más altos que los vuestros, mis
planes, que vuestros planes. Como bajan la
lluvia y la nieve desde el cielo, y no vuelven
allá, sino después de empapar la tierra, de
fecundarla y hacerla germinar, para que dé
semilla al sembrador y pan al que come; así será
mi Palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí
vacía, sino que hará mi voluntad, y cumplirá mi
encargo.
Palabra de Dios
Salmo
Sal Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6
R/. Sacaréis
agua con gozo de las fuentes de la salvación
El Señor es mi Dios y mi Salvador:
confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi
poder es el Señor, Él fue mi salvación. R/.
Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas, proclamad
que su nombre es excelso. R/.
Tañed para el señor que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra; gritad
jubilosos, habitantes de Sión. “Qué grande
es en medio de ti el Santo de Israel” R/.
Sexta lectura
Lectura
del libro de Baruc
(3, 9-15. 32-4, 4):
Escucha, Israel, mandatos de vida, presta oído
para aprender prudencia. ¿A qué se debe,
Israel, que estés aún en el país enemigo, que
envejezcas en tierras extranjeras, que estés
impuro entre los muertos, que te cuenten con los
habitantes del Abismo? —Es que abandonaste la
fuente de la sabiduría. Si hubieras seguido el
camino de Dios, habitarías en paz para siempre.
Aprende dónde encuentra la prudencia, el valor y
la inteligencia, así aprenderás dónde se
encuentra la vida larga, la luz de los ojos y la
paz. ¿Quién encontró su puesto o entró en sus
almacenes? El que todo lo sabe la conoce, la
examina y la penetra. El que creó la tierra para
siempre y la llenó de animales cuadrúpedos; el
que manda a la luz, y ella va, y le obedece
temblando; a los astros, que velan gozosos en
sus puestos de guardia los llama y responden:
“Presentes” y brillan gozosos para su Creador.
Él es nuestro Dios y no hay otro frente a Él:
investigó el camino del saber y se lo dio a su
hijo Jacob, a su amado, Israel. Después apareció
en el mundo y vivió entre los hombres. Es el
libro de los mandatos de Dios, la ley de la
validez eterna: los que guardan, vivirán, los
que abandonan, morirán. Vuélvete, Jacob, a
recibirla, camina a la claridad de su
resplandor; no entregues a otros tu gloria ni tu
dignidad a un pueblo extranjero. ¡Dichosos
nosotros, Israel, que conocemos lo que agrada al
Señor!
Palabra de Dios
Salmo
Sal 18
R/. Señor,
tienes palabras de vida eterna
La Ley del Señor es perfecta y es descanso
del alma; el precepto del Señor es fiel e
instruye al ignorante. R/.
Los mandatos del Señor son rectos y alegran
el corazón; la norma del señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.
La voluntad del Señor es pura y
eternamente estable; los mandamientos del
Señor son verdaderos y eternamente justos. R/.
Más precioso que el oro, más que el oro
fino; más dulces que la miel de un panal
que destila. R/.
Séptima lectura
Lectura
del libro de Ezequiel
(36, 16-28):
Me vino esta Palabra del Señor: Cuando la casa
de Israel habitaba en su tierra, la profanó con
su conducta, con sus acciones, como sangre
inmunda fue su proceder ante mí. Entonces
derramé mi cólera sobre ellos, por la sangre que
habían derramado en el país, por haberlo
profanado con sus idolatrías. Los esparcí entre
las naciones, anduvieron dispersos por los
países; según su proceder, según sus acciones
los sentencié. Cuando llegaron a las naciones
donde se fueron, profanaron mi santo nombre;
decían de ellos: —Estos son el pueblo del
Señor, de su tierra han salido. Sentí lástima
de mi santo nombre, profanado por la casa de
Israel en las naciones a las que se fue. Por
eso, di a la casa de Israel: Esto dice el Señor:
No lo hago por vosotros, casa de Israel, sino
por mi santo nombre, profanado por vosotros, en
las naciones a las que habéis ido. Mostraré la
santidad de mi nombre grande, profanado entre
los gentiles, que vosotros habéis profanado en
medio de ellos; y conocerán los gentiles que soy
yo el Señor —oráculo del Señor —, cuando les
haga ver mi santidad al castigaros. Os recogeré
de entre las naciones, os reuniré de todos los
países, y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os
purificará: de todas vuestras inmundicias e
idolatrías os he de purificar; arrancaré de
vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un
corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y
haré que caminéis según mis preceptos, y que
guardéis y cumpláis mis mandatos. Y habitaréis
en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros
seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 41, 42
R/. Como
busca la cierva corrientes de agua, así mi alma
te busca a Tí, Dios mío
Tiene sed de Dios del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?. R/.
Cómo marchaba a la cabeza del grupo hacia la
casa de Dios, entre cantos de júbilo y
alabanza, en el bullicio de la fiesta. R/.
Envía tu luz y tu verdad; que ellos me
guíen y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R/.
Que yo me acerque al altar de Dios, al
Dios de mi alegría; que te dé gracias al son
de la cítara, Dios, Dios mío. R/.
Epístola
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos
(6, 3-11):
Hermanos: Los que por el bautismo nos
incorporamos a Cristo, fuimos incorporados a su
muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con Él
en la muerte, para que, así como Cristo fue
despertado de entre los muertos por la gloria
del Padre, así también nosotros andemos en una
vida nueva. Porque, si nuestra existencia está
unida a Él en una muerte como la suya, lo estará
también en una resurrección como la suya.
Comprendamos que nuestra vieja condición ha ido
crucificada con Cristo, quedando destruida
nuestra personalidad de pecadores y nosotros
libres de la esclavitud al pecado; porque el que
muere ha quedado absuelto del pecado. Por
tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que
también viviremos con Él, pues sabemos que
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos,
ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio
sobre Él. Porque su morir fue un morir al pecado
de una vez para siempre; y su vivir es un vivir
para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos
muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo
Jesús Señor Nuestro.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 117
R/. Aleluya,
Aleluya, Aleluya
Dad gracias al señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. Diga la
casa de Israel: eterna es su misericordia. R/.
La diestra del Señor es poderosa, la diestra
del Señor es excelsa. No he de morir,
viviré, para contar las hazañas del Señor. R/.
La piedra que desecharon los arquitectos,
es ahora la piedra angular. Es el Señor
quien lo ha hecho, Ha sido un milagro
patente. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas
(24, 1-12)
El primer día de la semana, de madrugada, las
mujeres fueron al sepulcro llevando las aromas
que habían preparado. Encontraron corrida la
piedra del sepulcro. Y, entrando, no encontraron
el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban
desconcertadas por esto, se le presentaron dos
hombres con vestidos refulgentes. Ellas,
despavoridas, miraban al suelo, y ellos les
dijeron: - «¿Por qué buscáis entre los
muertos al que vive? No está aquí. Ha
resucitado. Acordaos de lo que os dijo estando
todavía en Galilea: “El Hijo del hombre tiene
que ser entregado en manos de pecadores, ser
crucificado y al tercer día resucitar.”»
Recordaron su palabras, volvieron del sepulcro y
anunciaron todo esto a los Once y a los demás.
María Magdalena, Juan y María, la de Santiago, y
sus compañeras contaban esto a los apóstoles.
Ellos lo tomaron por un delirio y no las
creyeron. Pedro se levantó y fue corriendo al
sepulcro. Asomándose, vio sólo las vendas por el
suelo. Y se volvió admirándose de lo sucedido.
Palabra del Señor
|
Comentario homilético
P. Octavio Hidalgo, C.Ss.R.
Jesús clavado y
muerto en la cruz no es la última imagen que los
cristianos tenemos de nuestro Salvador. El final de
su historia, que da luz a nuestra esperanza, es su
resurrección, señorío en plenitud a la derecha del
Padre. Nosotros creemos y confesamos que Jesús vive
con la misma vida de Dios.
Nadie vio la escena,
no se pudo hacer ningún reportaje. No importa. La
resurrección de Jesús es, ante todo, una experiencia
religiosa, espiritual. Lo cierto es que, para ser
totalmente salvador, tuvo que atravesar el umbral de
la muerte y bajar hasta el abismo con
una última misión: conmocionar a todos los
infiernos, despertar a todos los que dormían desde
antiguo el sueño de la muerte y gritarles con
autoridad: "¡Arriba! ¡Levantaos! Es la hora de la
vida".
Desde entonces, la
revolución de Dios ha adquirido un nuevo ímpetu. Ha
quedado todavía más claro que la muerte ha perdido
la partida, que la vida humana no es una pasión
inútil, ni un callejón oscuro. No, no busquéis entre
los muertos al que vive. Se ha impuesto
definitivamente la razón de Dios, que es Señor y
dador de vida.
Por eso, el mensaje
de esta noche es impresionante. La historia humana
está llena de sentido; va a desembocar en Dios, que
es origen y meta. Eso sí, que nadie malgaste la
vida, que nadie la atropelle ni la entierre, porque
es un don maravilloso: rica, hermosa, joven,
fecunda... La vida merece sumo cuidado, respeto,
responsabilidad, desarrollo constante. Es la cuna
del Reino de Dios.
¡Feliz Pascua,
hermanos! Feliz paso de lo viejo a lo nuevo, de lo
indigno a lo digno, de lo rastrero a lo elevado. Si
Jesús nos ha salvado, no podemos vivir a medio gas,
ni seguir medio ocultos en el pecado. ¡No! Se acabó
la mala vida. Borrón y cuenta nueva, punto y aparte.
Ahora sólo interesa mirar y correr hacia delante,
entusiasmados por Jesús y por el ímpetu de su
resurrección. Dios quiere ganar la partida también
en cada uno de nosotros.
Esta vigilia
memorable es un reto a comprometernos con todo lo
que es vida y resurrección. La fe pascual nos
impulsa a mejorar los ambientes, a levantar los
ánimos por todas partes, a sacar de las trampas y de
los engaños a todos los que desean nuevos cauces de
esperanza y de alegría. Esta Vigilia nos compromete
a sembrar o remover el Evangelio.
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